La confianza de los agentes no solo se construye a través de un buen servicio o una gestión transparente. También se logra mediante la protección activa de la información de los clientes. Los intentos de fraude digital (por correo electrónico, llamadas telefónicas o mensajes de texto) han evolucionado a tal punto que incluso los usuarios más precavidos pueden ser vulnerables. Por eso, el papel del agente de seguros e inversiones incluye hoy una nueva dimensión: ser un aliado en la prevención digital.
Este artículo ofrece una guía práctica para que usted, como agente, pueda identificar riesgos, proteger a los clientes y fortalecer la seguridad de sus comunicaciones.
Comprender el panorama actual del fraude digital
Los fraudes en línea se han vuelto más sofisticados, personalizados y difíciles de detectar. Ya no se trata únicamente de correos genéricos con errores gramaticales o promesas poco creíbles. Hoy los delincuentes digitales utilizan información real obtenida de redes sociales, bases de datos filtradas o fuentes públicas para crear mensajes convincentes que imitan la comunicación de instituciones legítimas. Inclusive la Inteligencia Artificial ha contribuido a sofisticar las formas de ciberataques.
Los métodos más comunes incluyen:
- Phishing: Correos o mensajes que aparentan provenir de entidades financieras o aseguradoras, solicitando contraseñas, códigos o información personal.
- Vishing (voice phishing): Llamadas telefónicas en las que un supuesto representante bancario pide datos para “verificar” una transacción.
- Smishing (SMS phishing): Mensajes de texto con enlaces falsos a sitios web que roban información.
- Suplantación de identidad: Creación de sitios o perfiles falsos que imitan a asesores financieros o empresas reconocidas.
El primer paso para prevenir el fraude es entender cómo opera, de modo que tanto usted como sus clientes puedan anticipar los riesgos antes de caer en ellos.
Señales de alerta que todo cliente debe conocer
Hay una parte fundamental de la educación en ciberseguridad y la capacidad de proteger a los clientes. Se trata de enseñar a reconocer las señales que distinguen una comunicación auténtica de una fraudulenta. Entre las más comunes se encuentran:
- Direcciones de correo sospechosas: Aunque a primera vista parezcan legítimas, suelen incluir errores mínimos (por ejemplo, “@bac-financ1al.com” en lugar de “@bacfinancial.com”).
- Mensajes con tono urgente: Los estafadores suelen presionar al usuario para que actúe rápido (“su cuenta será bloqueada si no responde en las próximas 2 horas”).
- Solicitudes de información confidencial: Ninguna institución seria pedirá contraseñas, códigos de verificación o números de tarjeta por teléfono o correo electrónico.
- Errores ortográficos o de formato: Aunque algunos fraudes están muy bien redactados, los detalles visuales (logos distorsionados, formatos irregulares o firmas genéricas) son señales de alerta.
- Enlaces sospechosos: Es recomendable pasar el cursor sobre el enlace antes de hacer clic, para verificar si redirige a un sitio legítimo.
Ayudar a los clientes a desarrollar esta mirada crítica es uno de los mayores aportes que puede hacer un agente para proteger su información.
Consejos prácticos para prevenir fraudes digitales
Además de identificar riesgos, existen hábitos sencillos que pueden marcar la diferencia en la seguridad digital. Usted puede compartir con sus clientes las siguientes recomendaciones:
- Verificar la fuente antes de responder. Si un mensaje parece provenir del banco, de su aseguradora o de usted mismo como agente, el cliente debe confirmar la autenticidad del remitente a través de los canales oficiales.
- Evitar ingresar información personal en enlaces recibidos por correo o mensaje. Es más seguro acceder directamente desde el sitio web oficial o la app.
- Mantener los dispositivos actualizados. Los sistemas operativos y navegadores actualizados corrigen vulnerabilidades que los ciberdelincuentes suelen aprovechar.
- Usar contraseñas fuertes y únicas. Las combinaciones deben incluir letras, números y símbolos. Idealmente, se deben cambiar cada cierto tiempo.
- Activar la verificación en dos pasos. Este mecanismo añade una capa adicional de seguridad al requerir un código único, generalmente enviado al teléfono del usuario.
- Desconfiar de ofertas o premios inesperados. Si algo suena demasiado bueno para ser cierto, probablemente no lo sea.
- Evitar el uso de redes Wi-Fi públicas para acceder a cuentas bancarias o plataformas de inversión.
- Denunciar y reportar. Si el cliente sospecha que fue víctima de fraude, debe informar de inmediato a la institución financiera y cambiar sus credenciales de acceso.
Estos pasos sencillos no requieren conocimientos técnicos avanzados, pero son altamente efectivos para reducir el riesgo de incidentes.
El papel del agente como educador digital
Más allá de su función comercial o de asesoría, el agente de seguros e inversiones es hoy una figura clave en la educación financiera y tecnológica de sus clientes.
Su conocimiento del entorno digital puede convertirse en una herramienta poderosa para fortalecer la confianza y fidelización.
Algunas prácticas que puede adoptar son:
- Incluir alertas preventivas en las comunicaciones. Por ejemplo, al enviar un correo, puede añadir una línea al pie: “Recuerde que nunca le solicitaremos contraseñas o códigos por este medio.”
- Reforzar la identidad visual y los canales oficiales. Esto ayuda a que el cliente reconozca fácilmente cuándo una comunicación es legítima.
- Realizar sesiones o charlas informativas. Un breve espacio educativo, ya sea virtual o presencial. Esto puede ayudar a los clientes a protegerse y a valorar el acompañamiento del agente.
- Mantenerse actualizado. Las tácticas de fraude evolucionan constantemente. Es importante estar al tanto de nuevas modalidades para advertirlas a tiempo.
De esta forma, el agente no solo logra proteger a sus clientes. También su propia reputación y la de la institución que representa.
Construir una cultura de prevención digital
La seguridad no es un esfuerzo aislado, sino una cultura que se construye con hábitos y comunicación constante. Por eso, el trabajo de los agentes de seguros e inversiones no se limita a asesorar en productos financieros, sino a cultivar relaciones basadas en la confianza y la educación continua.
Cada mensaje, llamada o correo es una oportunidad para fortalecer esa cultura. Con el tiempo, los clientes aprenden que su asesor no solo vela por su patrimonio, sino también por su seguridad digital.
La confianza también se protege en línea
El entorno financiero moderno exige que los agentes sean tan hábiles en el manejo de herramientas digitales como en la gestión de productos de inversión o seguros. Entender cómo operan los fraudes, identificar señales de alerta y educar a los clientes son hoy responsabilidades compartidas.
Proteger la información de los clientes es, en última instancia, proteger la relación que los une a usted. Esa relación, basada en la confianza, es el activo más valioso de todo agente profesional.
Al integrar prácticas de ciberseguridad en su labor diaria, usted no solo contribuye a la protección de sus clientes, sino también al fortalecimiento de una cultura de servicio responsable, segura y transparente. En BAC Financial, queremos seguir brindándole herramientas que fortalezcan su crecimiento personal y profesional. Recuerde aprovechar todo el contenido disponible en nuestro blog. Además